La televisión masificó el consumo del producto futbolístico al grado que el espectador se convirtió en audiencia y, con ello, el tema de los auspicios económicos se incrementó y diversificó con productos tales como bebidas, telefonía, banca, vehículos, entre otros más. Pero también la televisión se transformó a sí misma mediante sistemas de alta segmentación mercantil, como son el “pague por ver” o el “cable”, a la par que se produce una penetración de las cadenas mundiales que fijan las condiciones de hora y lugar de los partidos, los estilos de vida y la indumentaria deportiva. De allí que los futbolistas se hayan convertido en vitrinas ambulantes, los estadios en estudios de televisión y las tele audiencias en consumidores.
El fútbol nacional entró en una nueva etapa convirtiéndose en una verdadera industria, con lo cual las relaciones entre los actores cambian y aparecen otros, como es el caso del empresario, que en muchos casos tiene más importancia que el entrenador, ubicado como mediador entre los clubes y el jugador Es una industria que mueve en el país muchos millones de dólares al año, gracias a los enlaces productivos con múltiples sectores económicos de bienes y servicios: medios de comunicación, turismo, bebidas y alimentos, indumentaria deportiva, entre otras.
Con este encarecimiento y con la conversión en industria hay transformaciones importantes dentro de los modelos de gestión de los clubes. Hasta hoy, el modelo de conducción por excelencia es el mecenazgo, expresado en el hecho de que una o varias personas ponen “plata y persona” para financiar al equipo bajo formas de clientelismo y patrimoniales.
Estos modelos estallan por la lógica mercantil en tanto es imposible que el mecenas o la institución puedan sostener un equipo con los costos internacionales que tiene el fútbol actual.
El financiamiento se diversifica y transforma. Si las entradas en el siglo pasado fueron un componente central del financiamiento –junto con el aporte personal e institucional- desde hace ya un tiempo ha pasado a un plano menor.
Hoy el fútbol se financia principalmente con los derechos de televisión, los auspicios comerciales y la venta de futbolistas.
La generación de nuevos ingresos demandan un modelo de gestión más moderno, innovador y flexible, sostenido por una organización gerencial profesional, patrimonio propio, equipo de fútbol con estilo identificable, jugadores representativos, hinchada sólida, divisiones formativas confiables y contactos internacionales permanentes.
